El 14 de noviembre, los antiguos miembros de la banda rusa de anarcopunk Antisocial Distancing recibieron una denuncia de la procuraduría contra ellos para declararlos «organización terrorista». El grupo dejó de existir hace varios años. Ahora se enfrentan a una causa penal para declarar su antigua banda como organización terrorista.
La policía afirma que los participantes en la «organización» han creado comunidades TG en las que «discuten la posibilidad y los métodos de utilizar la violencia» contra los «boneheads» (skinheads neonazi). La procuraduría califica a los nazis de «personas que se adhieren a subculturas ideológicamente alternativas». Y los mensajes de los músicos
en las comunidades online emo y punk del sitio web VK las califica de «actividades de propaganda».
La procuraduría, basándose en la portada del disco de la banda, afirma que la simbología de la organización es una bandera negra con la imagen de un cóctel molotov, y que los miembros utilizan merchandaising con imágenes antipoliciales. También se acusa a los miembros del grupo de pintar graffitis como «El FSB tortura a Rusia» y «Todos dimiten, no hay elecciones».
En 2022 se llevaron a cabo al menos 7 registros domiciliarios contra tres antifascistas de Kaluga, incluida la apertura de un garaje donde practicaba el grupo Antisocial Distancing. La policía serró la cerradura sin permiso del propietario, puso su propia cerradura y devolvió las llaves sólo 24 horas después. A continuación, 2 antifascistas fueron condenados a multas en el caso de justificación del terrorismo debido a la publicación de folletos sobre el atentado contra el FSB de Arkhangelsk por un anarquista М. Zhlobitsky en 2018.
La persecución de grupos musicales por sus letras y su ideología ya se ha producido antes, pero el intento de reconocer a un grupo musical como organización terrorista es un caso único no sólo para Rusia, sino para todo el mundo. No hemos podido encontrar ningún caso similar.
Una de sus canciones puede escucharse en el álbum de compilación Punks Against War